Lograr un aprendizaje significativo en el
alumno requiere de docentes altamente capacitados que no sólo impartan clases,
sino que también contribuyan a la creación de nuevas metodologías, materiales y
técnicas, que haga más sencillo a los alumnos la adquisición de conocimientos y
habilidades que les sean útiles y aplicables en su vida personal, académica y
profesional. De ahí la importancia de estas herramientas cuyos objetivos
primordiales serán fungir como facilitadores y potencializadores de la
enseñanza que se quiere significar.
Independientemente de lo motivacional que
pueda resultar para el alumno el empleo de materiales didácticos en el proceso
de enseñanza/aprendizaje, tener conciencia de que éstas herramientas o medios
adquieren un protagonismo fundamental al generar una materialización de la construcción
abstracta y la generalización a través de la experiencia individual o grupal
(Carpio y Col., 2005.), será determinante para emplearlos recurrentemente en
nuestras prácticas docentes.
Estrategias didácticas que para
Díaz-Barriga y Hernández Rojas (1998), pueden ser de apoyo porque consiguen
optimizar la concentración del alumno, reducir la ansiedad ante situaciones de
aprendizaje y evaluación, dirigir la atención, organizar las actividades y
tiempo de estudio, etcétera, o pueden ser igualmente de enseñanza porque les
permite realizar manipulaciones o modificaciones en el contenido o estructura
de los materiales de aprendizaje, o por extensión dentro de un curso o una
clase, con el objeto de facilitar el aprendizaje y comprensión de los alumnos.
Se entiende, por tanto, que toda práctica educativa se verá enriquecida cuando
existe una estrategia que la soporte.
Las innovaciones tanto metodológicas como
tecnológicas dirigidas a una educación de calidad, han recurrido a una serie de
estrategias que han facilitado lograr los objetivos y reconocemos que los
progresos tecnológicos han aportado una rica variedad de herramientas
audiovisuales que han favorecido a la educación presencial, como también
estamos de acuerdo que los materiales didácticos son el elemento más visible de
un programa abierto.
Las ventajas que aportan los materiales
didácticos los hacen instrumentos indispensables en la formación académica:
Proporcionan información y guían el aprendizaje, es decir, aportan una base
concreta para el pensamiento conceptual y contribuye en el aumento de los
significados (Ogalde C. y Bardavid N., 2007); desarrollan la continuidad de
pensamiento, hace que el aprendizaje sea más duradero y brindan una experiencia
real que estimula, la actividad de los alumnos; proporcionan, además,
experiencias que se obtienen fácilmente mediante diversos materiales y medios y
ello ofrece un alto grado de interés para los alumnos; evalúan conocimientos y
habilidades, así como proveen entornos para la expresión y la creación. Vemos
pues, que no sólo transmiten información sino que actúan como mediadores entre
la realidad y el estudiante.
Aunque existen una gran variedad de
categorizaciones de los materiales didácticos la mayoría de los autores
coinciden en clasificarlos -en términos generales-, de acuerdo a la percepción
de éstos por nuestros sentidos: Auditivos, y Visuales y/o audiovisuales,
(aunque podrían, del mismo modo, considerarse algunos olfativos, gustativos y táctiles).
Ejemplos de los primeros serían: Auditivos: radios, discos, casettes, CDs, Mp3,
etcétera. Visuales: fotografías, transparencias, Imágenes electrónicas,
acetatos, carteles, diagramas, gráficas, mapas, ilustraciones, Los materiales
impresos: fotocopias, libros, revistas, etcétera. Audiovisuales: Videos,
películas, multimedia, Internet y otros más y finalmente los materiales
tridimensionales: objetos en general. Diversidad de materiales que, como ha de
entenderse, nos permiten adecuarlos a nuestras necesidades y coadyuvar los
procesos de enseñanza-aprendizaje.
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